Santo Domingo.- En 1959, República Dominicana, bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, tenía uno de los ejércitos más numerosos y modernos de la región.
El régimen también disponía de un efectivo servicio de inteligencia, que tenía a Trujillo Molina al tanto de todos los movimientos de sus enemigos que vivían en el exterior.
Gracias a esos servicios el dictador y déspota eliminó y secuestró adversarios en Cuba, Venezuela, Guatemala, México y Estados Unidos, entre otros países.
Ese régimen que contaba con un aparato tan poderoso fue el que enfrentaron los expedicionarios del 14 de junio de 1959 en Constanza, Maimón y Estero Hondo.
Por más remota que se vean las posibilidades, los 225 combatientes que integraban la expedición de la que este viernes se cumplen 65 años, no vieron a inmolarse.
Estaban llenos de optimismo pues pensaban que podían, como en efecto ocurrió, marcar el fin de la prolongada y oprobiosa dictadura trujillista.
Además de 148 dominicanos, la expedición comandada por Enrique Jiménez Moya y Delio Gómez Ochoa, la componían cubanos, venezolanos, puertorriqueños y estadounidenses.
Tras capturarlos vivos casi a todos, el régimen los torturó y fusiló, dejando algunos vivos solo para guardar las apariencias.
Después de esa gesta, que la historia bautizó de gloriosa, la dictadura comenzó a tambalearse, porque la gente perdió el miedo.
Por esa hazaña, esos expedicionarios, en su mayoría jóvenes profesionales, fueron bautizados como “Raza Inmortal”.