Redacción.- El epígrafe de este escrito puede sugerir que nos referimos a la formidable maquinaria partidaria y electoral que sirvió de plataforma al político y estadista más completo de la segunda mitad del siglo pasado.
El llamado, sin embargo, va dirigido a todos los que profesan la doctrina del Balaguerismo, que consiste en el conjunto sistemático de ideas, acciones y opiniones que en el orden político, económico y social sustentara el doctor Joaquín Balaguer.
A esos compatriotas, algunos repartidos en varias de las organizaciones políticas del sistema, otro grupo considerable está decepcionado y languidece en el olvido por la incuria de esas mismas organizaciones que no le cumplieron, así como aquellos que al no otear a nadie que los represente han dado un paso atrás pasando a formar parte de esa ¨masa silente¨ de que hablaba el doctor Balaguer, en este año 2024 en que los dominicanos acudiremos a las urnas en las elecciones municipales del próximo día 18 del mes en curso y en las elecciones congresuales y presidenciables del 19 de mayo, me permito formularles las siguientes reflexiones:
Al momento de votar, tengamos presente el Balaguerismo. Como exponía en 1966 el doctor Balaguer, la doctrina que sustentaba la ¨Filosofía de la Revolución sin sangre¨ es la que no patrocina ni la revolución social violenta que postulan algunos partidos ni la transformación pacífica resultante de la continuidad progresiva de las instituciones, sino la que aspira a llevar a cabo los cambios que el país necesita con la celeridad que requieren las circunstancias sin destruir las bases en que fueron originalmente asentadas nuestras estructuras sustantivas.
Argumentaba el doctor Balaguer que lo que requería el país eran reformas que den plena satisfacción a los anhelos legítimos de las mayorías nacionales. Estas reformas necesariamente tienen que recaer en los tres órdenes en que descansa la República: el político, el social y el económico. En otras palabras, necesitamos reformas agrarias, educacionales, tributarias y administrativas.
Las reformas llamadas a incorporarse a este cuerpo doctrinario tienen que ser, además de estructurales –condición sin la cual carecerían de valor transformativo -, viables y revolucionarias, cuidándonos de que el entusiasmo por la novedad no nos lleve a promover reformas innecesarias que sustituyan las estructuras actuales por otras impracticables o excesivas.
La demagogia política o el fervor puede impulsarnos a fomentar reformas que entorpezcan nuestro desarrollo y empeoren la situación de los sectores carenciados, por lo que hay que permanecer en guardia contra los demagogos y contra los falsos innovadores.
Para terminar este apretado resumen doctrinario recodamos que Reforma y desarrollo tienen que ser en nuestro país líneas paralelas llamadas a avanzar simultáneamente hacia la integración económica y social.
Los balagueristas tiene claro, pues, el camino. En el orden municipal, voten por aquellos candidatos que presenten programas con propuestas y reformas claras y realistas. No es posible que todavía la recogida de basura y los vertederos sigan siendo temas de campaña y símbolos de ineficiencia municipal. Sufraguen por los candidatos que promuevan la transparencia y el presupuesto participativo, para verdaderamente ayudar a su municipio/ y o Distrito Municipal.
Después de las municipales vienen las congresuales y presidenciales. Esperamos que los candidatos presenten sus propuestas de reformas y se aborden los temas que hasta ahora brillan por su ausencia. Es necesario hablar de la impostergable reforma fiscal/tributaria.
Esperamos por las propuestas para reducir el déficit fiscal;lograr presupuestos sin déficits;reducir sustancialmente el gasto público y aumentar la inversión de capital, además de frenar el endeudamiento externo. Esos temas nodales tienen que airearse, y el balaguerista debe sopesar bien esas propuestas y la viabilidad de las mismas, cuidando no retroceder a tiempos y propuestas superados.
Mediten bien su voto, sin dejarse seducir por aquellos dirigentes que le han pedido su ayuda y, una vez accedena posiciones gubernamentales, se olvidan de ustedes y de sus comunidades. La misma premisa aplica para las organizaciones políticas que les incumplieron y en las que siguen siendo un cuerpo extraño al que solo se le llama cuando se necesita.
Los Balagueristas constituimos una fuerza a considerar que, unida, es determinante en el resultado final de los procesos electorales de este año. No obstante estar disgregados por el proceso engañoso de cooptación a que hemos sido sometidos en el pasado por diferentes organizaciones políticas, que terminaron incumpliendo sus vanas promesas, consideramos llegada la hora de poner a un lado la pasividad y demostrarle a la memoria de nuestro fundador que somos dignos de su sacrificio, y al pueblo dominicano que merecemos su respaldo y su confianza. En esa dirección se mueven nuestros pasos.
Finalmente, balagueristas, concurramos unidos y en masa a las urnas,tanto en febrero como en mayo, pensando en esos postulados de nuestra doctrina, y votemos de acuerdo a los dictados de nuestra conciencia. No esla pasión política, no es solo la simpatía o la antipatía que se pueda sentir por determinados candidatos lo que debe determinar el voto en estas elecciones. Cuando el futuro del país está en juego, lo que debe prevalecer, como nos diría el doctor Balaguer, es el interés común y la consigna unánime debe ser no la suerte de un grupo en particular sino la de la nación entera.
Por Joaquín Ricardo