Al menos 12 personas, en su mayoría niños y jóvenes de entre 10 y 20 años, murieron el sábado cuando un cohete de Hezbolá impactó un campo de fútbol en los Altos del Golán controlados por Israel. Este ataque es el más letal contra el Estado judío desde la masacre del 7 de octubre que desencadenó su guerra con Hamás.
El cohete disparado por el grupo terrorista libanés tuvo como objetivo la ciudad drusa de Majdal Shams, en el norte del país, dijeron las autoridades. Añadieron que tal escalada podría intensificar la guerra en curso.
Los dirigentes israelíes se reunieron inmediatamente para evaluar su respuesta. El ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, discutió el ataque mortal con el primer ministro Benjamin Netanyahu y declaró que "Hezbolá cruzó todas las líneas rojas" y que el Estado judío ahora estaba "enfrentando una guerra total" con los terroristas libaneses.
"No tengo dudas de que pagaremos un precio", dijo Katz, añadiendo que Hezbolá pagará un precio más alto por sus acciones. Katz también afirmó que cuando Israel tome represalias, contará con el “pleno respaldo” de Estados Unidos y Europa.
Tras recibir la noticia del ataque de Hezbolá, Netanyahu se apresuró a regresar a Israel desde Washington, DC, adelantando su vuelo tres horas y media.
El ataque ha generado una gran preocupación en la comunidad internacional, ya que podría provocar una escalada significativa en el conflicto en curso en la región. Las autoridades israelíes están en alerta máxima y han instado a la población a seguir las instrucciones de seguridad mientras se evalúan los próximos pasos a seguir.