(La Historia Jamás Contada)
Por: Rafael Céspedes Morillo
Guadalupe, ágil y capaz con su mente, me mira como si quisiera encontrar algo en mí y me lanza la pregunta: ¿Tú te atrevería a irte a Venezuela a dirigir la campaña del comandante Chávez?
¡Claro que sí! ¿Cuándo salgo? Esto último con la complicidad de las dos risas. Déjame llamar a Onofre… eso hizo, llamada que provocó una reunión convocada por Onofre Rojas para ese mismo día, a las 3 de la tarde, en su oficina.
En ese encuentro estuvo Max Puig y la misma Guadalupe. El resultado fue ponernos de acuerdo en los honorarios y la forma de pago, como sería mi estadía en Venezuela y quien se encargaría de eso.
En menos de dos semanas me encontraba en Venezuela. Me hospedaron en el hotel Las Mercedes y allí instalé un bunker con varios televisores, un radio y me llegaban unos cinco periódicos diarios.
Debía ver cinco o seis programas de entrevistas en televisión y unos cuatro o cinco de radio, más bien chequearlos, de algunos pedía la grabación para un análisis más profundo.
En ocasiones salía con alguien a recorrer la ciudad en taxis, otras veces me iba a algún centro comercial a escuchar y ver las personas, ver cuáles eran los temas más comunes… luego comencé a pedir reuniones con grupos de tres a cinco personas con perfiles específicos, como jóvenes de clase media, jóvenes de clase baja, mujeres, profesionales y activistas políticos, y al final, con algunos de los altos dirigentes de los partidos que ya formaban parte de la coalición de apoyo al candidato presidencial Hugo Chávez , coalición que se llamaba Polo Patriótico.
Alrededor de doce días duró esta faena, luego, dos días de análisis y escritura para por fin llegar a lo que presenté al candidato como la estrategia política que sugería para el desarrollo de la campaña y para alcanzar el poder. En ella planteaba qué hacer en las diferentes áreas, cómo hacerlo, explicaba los significados y concluía diciendo que si hacíamos eso con el éxito que debía acompañar cada actividad, yo pronosticaba una victoria con un 56%.
La reunión comenzó con un desayuno a las 7:30 am en el apartamento donde vivía el candidato. Terminamos alrededor de las 12:30 p.m. cuando él me pregunto: ¿cuál sería el próximo paso?
Creo que debes analizar esto, quizás verlo con algunos, no con muchos, sopesar y decidir. Yo estaré a en dos días en mi país y si soy tu elegido, puedo volver en cinco días después de tu llamada.
Chávez dijo: Dame tres o cuatro días, porque hay otros que han presentado ideas y entre ellos y tú, elegiremos uno.
Le respondí: Me parece correcto, le deseo suerte y éxito, en especial por el bien de Venezuela, para que, según tus planes, se desarrolle en un grado tal que la pobreza sea una parte de la vieja historia.
Se sonrió y llamó a la esposa para que se despidiera de mí.
Nos abrazamos y salí convencido de que él llamaría. El mismo día que llegué a mi país recibí la llamada del comandante, para pedirme que regresara y comenzara a dirigirle la campaña.
Entonces vino la nueva etapa.