Salud.- La boca, un espacio vital para la digestión y la comunicación, alberga un fascinante universo de vida microbiana. Con cerca de 700 especies de microorganismos, incluidos bacterias, hongos y virus, este “microbioma oral” juega un papel esencial en la salud general, facilitando la digestión de los alimentos y defendiendo nuestro organismo de patógenos dañinos.
Sin embargo, cuando la higiene bucal se descuida, este delicado equilibrio puede alterarse, permitiendo que ciertas bacterias proliferan y causen problemas de salud que van más allá de la cavidad oral.
Una de las consecuencias más alarmantes de una mala higiene bucal es el desarrollo de enfermedades respiratorias. La conexión entre la boca y el tracto respiratorio permite que las bacterias bucales accedan a los pulmones, donde pueden causar infecciones severas.
Entre estas se incluye la neumonía, que a menudo es provocada por el estreptococo, así como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una condición crónica que afecta el flujo de aire en los pulmones. La acumulación de bacterias en la boca puede, por tanto, poner en riesgo la salud respiratoria.
La salud bucal no solo impacta en la boca, sino que también tiene implicaciones significativas para el sistema cardiovascular. Estudios han revelado un vínculo entre enfermedades de las encías, como la gingivitis y la periodontitis, y un aumento en el riesgo de enfermedades cardíacas.
La inflamación crónica resultante de estas afecciones puede liberar sustancias químicas en el torrente sanguíneo, lo que a su vez daña los vasos sanguíneos y promueve la formación de coágulos, aterosclerosis y otros problemas cardiovasculares. Por lo tanto, una correcta higiene dental se convierte en una estrategia clave para la prevención de enfermedades del corazón.
Una de las bacterias orales más inquietantes es el Fusobacterium, presente en la placa dental. Investigaciones recientes han señalado su papel en el desarrollo de cáncer colorrectal. Esta bacteria tiene la capacidad de atravesar el tracto digestivo y adherirse a células cancerosas, promoviendo su crecimiento y debilitando la respuesta a tratamientos como la quimioterapia. Este hallazgo resalta la importancia de mantener una buena salud bucal para prevenir problemas sistémicos graves.
La relación entre las bacterias orales y la salud cerebral está comenzando a captar la atención de los investigadores. Aunque los estudios aún son preliminares, se ha encontrado Porphyromonas gingivalis, una bacteria asociada a enfermedades de las encías, en los cerebros de pacientes con Alzheimer.
Esto sugiere que las bacterias bucales podrían desempeñar un papel en el desarrollo o progresión de esta enfermedad neurodegenerativa, lo que abre nuevas vías para la investigación en salud cognitiva.
La Boca como Ecosistema Microbiano
La salud bucal no debe ser subestimada; su impacto se extiende a múltiples sistemas del cuerpo. Mantener una adecuada higiene oral, que incluya cepillarse los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental y acudir regularmente al dentista, es esencial para prevenir el crecimiento de bacterias nocivas que pueden acarrear serias repercusiones en la salud general.
La boca, como un ecosistema microbiano delicado, requiere atención constante, no solo para mantener una buena salud dental, sino también para salvaguardar el bienestar del organismo en su totalidad. Cuidar de nuestra salud bucal es, por lo tanto, un acto de responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia nuestra salud integral.