Orlando Saillant Michel
Los políticos que se cuidan a sí mismos son aquellos que reconocen la importancia de construir un legado de servicio, no solo para el presente, sino para las generaciones futuras.
En el tumultuoso escenario político dominicano, el sabio consejo del apóstol Pablo a Timoteo, "cuídate de ti mismo", resuena con una relevancia atemporal. Este imperativo va más allá de la mera autovigilancia; es una llamada a la introspección profunda y a la reflexión constante sobre el papel desempeñado por los políticos en la construcción de la sociedad.
En este contexto, la expresión adquiere un matiz ético esencial. Los líderes políticos dominicanos deberían considerarla como un faro que guía sus acciones y decisiones, recordándoles la importancia de la integridad personal en el ejercicio del poder. La frase se convierte así en un recordatorio constante de que el servicio público no es solo una posición de autoridad, sino un compromiso moral con el bienestar de la nación y sus ciudadanos.
El "cuidado de uno mismo" implica un análisis crítico de las motivaciones detrás de cada acción. Los políticos deben ser guardianes de la ética, evitando las tentaciones de la corrupción y la búsqueda desmedida del interés propio. Esto se traduce en la adopción de políticas transparentes, en la rendición de cuentas y en la construcción de un gobierno que refleje los valores fundamentales de la democracia.
Además, este consejo invita a los políticos dominicanos a considerar cómo sus decisiones afectan no solo a sus partidarios, sino a toda la población. La responsabilidad social implica comprender que cada elección repercute en la calidad de vida de aquellos a quienes sirven. La equidad y la justicia deben ser los pilares sobre los cuales se erige cada política y cada ley.
En un panorama político donde la confianza ciudadana es a menudo frágil, "cuídate de ti mismo" puede convertirse en el lema que restaura la fe en el liderazgo. Los políticos que se cuidan a sí mismos son aquellos que reconocen la importancia de construir un legado de servicio, no solo para el presente, sino para las generaciones futuras.
El consejo del apóstol Pablo es un faro ético que ilumina el camino para los políticos dominicanos. Al cuidarse a sí mismos, no solo fortalecen su integridad personal, sino que también contribuyen a la construcción de una sociedad más justa y ética. Este llamado a la autorreflexión es crucial para forjar un liderazgo que inspire confianza y establezca las bases de un futuro promisorio para la República Dominicana.