Por: Ing. Hernán Paredes
Al parecer, ha terminado la especie de luna de miel que había entre el gobierno y el sector empresarial, sector al cual pertenece el presidente Luis Abinader, o, al menos, empiezan a sentirse los primeros vientos de lo que podría ser una guerra fría.
En el Siglo XVI, un fraile católico, al ver las crueldades que cometían los conquistadores españoles contra los denominados indios, quedó inmortalizado con su “grito de Montesinos”, un sermón que buscaba parar el exterminio de los nativos.
En la actualidad, al igual que el fraile dominico, una gran empresaria dominicana realiza su propia versión del Sermón de Adviento, sin embargo, esta vez, para tratar de salvar a los sectores productivos nacionales de una supuesta política de priorización de intereses extranjeros y, por ende, tratar también de preservar la mismísima sostenibilidad del desarrollo en República Dominicana.
Casualmente, la revista Bloomberg publicó recientemente la lista de “Las 500 personas más influyentes de América Latina 2024”, la cual no se trata de un ranking de fortunas, sino, más bien, se trata de personas escogidas por el valor que generan en sus sectores, ya sea en términos de generación de empleos u otras iniciativas relevantes. Entre los reconocidos figuran solo 7 dominicanos: Ligia Bonetti, Frank Rainieri, Felipe Vicini, Manuel Alejandro Grullón, David Collado, Héctor José Rizek Llabaly y Stephanie Cabral.
Y resulta que, en la misma semana que Bloomberg reconoce a estos dominicanos, una de ellos, escribió un artículo que prendió, como pólvora, los debates en los grupos de WhatsApp y otras redes sociales como X (antigua Twitter), derivando también en discusiones en medios de comunicación tradicionales, pero no es para menos, pues se trata de un crítica muy fuerte que hace Ligia Bonetti a la forma como se gestiona la actual La Administración.
El caso es para atenderse, pues se trata de la Presidente Ejecutiva de Grupo SID, uno de los grupos empresariales dominicanos más sólidos, con más de 2,000 productos y presencia en 17 países, sin mencionar que, la también economista, egresada del Wheaton College en Massachusetts, tiene aproximadamente tres décadas de experiencia en el sector industrial, un sector donde ha sido directiva de sus principales asociaciones y/o agrupaciones.
El título del artículo de la Sra. Bonetti lo dice todo, “Progreso sin enfoque: El riesgo de avanzar sin una visión clara”, pero la cosa no se queda solo en el encabezado, sino que Bonetti inicia su primer párrafo diciendo: “Es realmente fascinante, casi digno de un guion de ciencia ficción, imaginar cómo un país puede aspirar a la prosperidad sin ningún tipo de estrategia para el crecimiento de sus sectores productivos”.
Evidentemente, en tiempos donde se está reformando todo (la Constitución, la Administración Pública, el sistema fiscal, etc), ya que el presidente Luis Abinader ha revelado su deseo de ser recordado como un reformador, las críticas de la prestigiosa dama caen como un balde de agua fría en el entorno palaciego. Es por eso que todos se preguntan ¿Qué pudo haber pasado para que una representante, tan importante, del empresariado manifestara públicamente críticas tan contundentes?
Y para les quede claro lo de la contundencia, Bonetti afirma:
“Y qué decir del sector industrial dominicano, que ha sido prácticamente ignorado, mientras se coloca en un pedestal al capital extranjero de los hoteles y las zonas francas. Porque, por supuesto, el capital nacional parece ser menos importante, menos brillante y merecedor de incentivos. ¡Qué ironía! En un país que, en teoría, debería priorizar su propio desarrollo interno, resulta que los dólares externos son más seductores que las oportunidades de crecimiento de sus propias industrias. El sector industrial dominicano parece ser el hijo no reconocido, siempre a la sombra, observando cómo otros sectores reciben los beneficios que nunca llegan a su mesa”.
Es decir, la empresaria no escribió generalizando situaciones que pasan en todos los países de la región, como hacen otros, para no enfrentar directamente a los que manejan el apetitoso Presupuesto General del Estado, no, para nada, sino que esta mujer tuvo la valentía de decir lo que realmente piensa sobre el manejo de la cosa pública actualmente en República Dominicana, sin estrategias o planes claros, según ella.
A mediados de este año 2024, el gobierno dominicano anunció con bombos y platillos su intención de convertir al país en una nación desarrollada, duplicando el Productor Interno Bruto (PIB) para el año 2036, sin embargo, recuerdo haber cuestionado, en ese entonces, el ambicioso objetivo, cuestionándome ¿Como íbamos a lograr algo así, cuando no hemos podido con cuestiones tan básicas como reducir los accidentes de tránsito? Siniestros que nos sitúan entre los países con más alta tasa de muertes por esa causa en todo el mundo, por citar un solo ejemplo de cuestiones fundamentales desatendidas.
Asimismo, todavía más recientemente, se anuncio la esperada reforma de la Administración Pública, bajo la premisa de que el Presidente de la República quería un Estado menor y más eficiente, así que se planteó la eliminación y fusión de varias entidades, siendo lo más cuestionado, lo concerniente a la unificación del Ministerio de Educación (preuniversitaria) con el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, para, según las propias autoridades, ahorrarse unos 20 mil millones de pesos, debido a que, sencillamente, financiarían los programas del segundo con el 4% del PIB que recibe el primero como presupuesto anual.
Creemos que el objetivo fundamental del gobierno no debería ser simplemente gastar menos, sino gastar mejor, con el objetivo primordial de mejorar la calidad de vida de la gente, y esto es lo que, precisamente, le preocupa a la destacada empresaria, quien estremeció a la opinión pública con un breve, pero potente artículo en el periódico Listín Diario.
Siempre he creído que los mejores asesores de un presidente en ejercicio son sus principales críticos, puesto que a los aduladores no les importa mucho lo que pasé, con el líder en cuestión, cuando este salga del Poder, por lo que considero que Luis Abinader, quien se ha propuesto ser recordado como un reformador, debería también reformar su cuerpo de asesores y designar a Ligia Bonetti como su principal consejera.
Solo resta ver si el “grito de Bonetti” tiene tanta repercusión en los gobernantes de turno, como lo tuvo en su momento el sermón del fraile católico, hace más de 500 años, para que se priorizaran los intereses de los nativos.