Por: Francisco Paniagua
La renuncia de Domingo Contreras del PLD no causó ningún impacto mediático en su momento. Fue, incluso, eclipsada por el proyecto de reforma fiscal en curso. Sin embargo, su anuncio de crear una plataforma que promoverá a Omar Fernández como candidato a la Presidencia sí ha generado un avispero. Avispero es el término ideal, porque quienes lo han atacado lo han hecho con ponzoña.
Hemos escuchado voces como las de Radhamés Jiménez, Rubén Maldonado y Manolo Pichardo llamar al recién electo candidato a alcalde “conspirador”.
Y es que, en la Fuerza del Pueblo, hay una corriente que no asimila que el Dr. Leonel Fernández tiene 30 años en la palestra pública. Las tres generaciones que conviven en la sociedad dominicana ya lo han visto demasiado tiempo.
Fernández fue candidato a la Vicepresidencia en 1994, candidato y electo Presidente en 1996, y gobernó desde el año 2004 hasta 2012. Luego, fue nuevamente candidato presidencial en 2016 y 2020. Una trayectoria muy larga para alguien que ha dicho bastantes veces que, en política, existe algo llamado “la teoría de la fatiga”, refiriéndose al hartazgo de los pueblos respecto a sus políticos.
Los seguidores del “Líder, Maestro y Guía” ignoran que la tasa de rechazo del expresidente ronda de manera constante cerca del 40 %, siendo la más alta para cualquier figura política de nuestro país.
En su constante intento de desmeritar al senador del Distrito Nacional, insisten en que no tiene la experiencia de Estado para asumir la representación del partido, olvidando que cuando Leonel Fernández se presentó en 1996 no había sido ni diputado ni senador. También olvidan que la juventud e inexperiencia ya no son un problema para los votantes en América Latina, si tomamos en cuenta el caso de Daniel Noboa en Ecuador, quien fue electo con tan solo 35 años de edad; la misma edad con la que llegó Gabriel Boric al Palacio de La Moneda en Chile; o el caso de Nayib Bukele, quien asumió la presidencia con 37anos de edad.
Lo cierto es que, en el bando de los verdes, hay mucha gente reacia a que “el muchacho”, como lo llamó Radhamés Jiménez, sea quien encabece el liderazgo político de esa organización. Por su parte, Rubén Maldonado ha sido un poco más cantinflesco, al culpar al PRM y al Gobierno de propiciar una división entre padre e hijo, como si ese partido y su gobierno no tuvieran suficientes cosas en qué preocuparse.
Para interpretar mejor el contexto político de la República, hay que entender y reconocer la impronta del presidente Luis Abinader, que con aquel “no vuelvo más” cerró un ciclo político, pensionando definitivamente a Hipólito Mejía, Danilo Medina y al propio renunciante. Esto deja en la necedad de la aspiración a un Leonel Fernández que se presentaría por octava ocasión en una boleta presidencial.
El relevo generacional es un asunto profético. La teoría de la fatiga, bien planteada por el mismo Fernández, ya había sido grabada en las Escrituras, cuando el rey Salomón sentenció en Eclesiastés 4:15:
“Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor que estará en lugar de aquel.”
¡Enhorabuena, juventud!