El fracaso de Jean-Claude Van Damme en “Depredador” que lo llevó al estrellato  

El paso frustrado de Jean-Claude Van Damme por Depredador se convirtió así en un episodio simbólico del azar en la industria del cine. La decisión de renunciar —o ser despedido— lo alejó de un rol invisible dentro de un disfraz y lo condujo a la visibilidad plena como estrella del género de acción. 

Foto: fuente externa

Redacción.- En los años ochenta, cuando el auge del cine de acción marcaba tendencia en Hollywood, Jean-Claude Van Damme intentaba dar sus primeros pasos en una industria competitiva y exigente.  

Nacido en Bélgica y conocido por su dominio de las artes marciales, el actor buscaba una oportunidad que lo llevara al estrellato. Todo parecía encaminarse en esa dirección cuando fue convocado para participar en una superproducción: Depredador (1987), dirigida por John McTiernan y protagonizada por Arnold Schwarzenegger. Pero, en lugar de consolidar su carrera, su participación terminó abruptamente debido a una serie de roces, incomodidades físicas y malentendidos contractuales que con el tiempo se convirtieron en parte del folclore de Hollywood. 

Van Damme fue originalmente elegido para interpretar al alienígena que da nombre a la película. Según relató el guionista Jim Burch a The Hollywood Reporter: “Jean-Claude Van Damme solía entrar constantemente en mi oficina, saltando en el aire, mostrándome sus movimientos y rogándome por trabajo. Así que finalmente le dije a Joel [Silver]: ‘Él sería genial como Depredador porque nadie se mueve como él’”. Su habilidad física y elasticidad parecían ideales para el primer diseño del monstruo, que se concebía más como un ninja ágil que como una criatura corpulenta. 

Sin embargo, las expectativas iniciales del actor no coincidieron con la realidad del proyecto. Van Damme creía que podría mostrar sus habilidades marciales enfrentándose a Schwarzenegger, pero en cambio se encontró oculto dentro de un traje pesado e incómodo. Además, el actor belga no tenía idea de que su rostro no se vería en pantalla, y cuando conoció el disfraz, quedó horrorizado porque sentía que lo hacía parecer un superhéroe en lugar de un aterrador extraterrestre. 

Un traje imposible de soportar 

El traje original del Depredador pesaba aproximadamente 90 kilos, estaba hecho de goma y se usaba en plena selva de Palenque, México, lo que volvía el rodaje una tortura física. El propio Van Damme confesó a The Hollywood Reporter: “Fui a este lugar, me pusieron cosas encima y comenzaron a derretirlas, estaba hirviendo. Me gusta respirar, ¿sabes?”. La experiencia empeoró cuando le colocaron un tubo en la boca mientras lo cubrían con yeso durante al menos veinte minutos. “Tenía a mi lado a un amigo y le dije: ‘No lo voy a lograr’. Me pusieron un tubo en la boca, y en ese momento yo era sólo un hombre de pie, cubierto en ese yeso durante al menos 20 minutos”. 

Las condiciones físicas del traje tampoco ayudaban: requería que Van Damme caminara sobre zancos, ya que “mis pies estaban en sus pantorrillas. Era un atuendo repugnante”. El calor sofocante de la jungla mexicana provocaba que muchos se desmayaran en el set. “Era una pesadilla, el traje estaba hecho de goma y hacía mucho calor en México. La gente se desmayaba y yo estaba allí sudando. Luego pusieron un tubo de aire acondicionado y entonces hacía demasiado frío, demasiado calor, demasiado frío”. 

Tensiones en el set 

En ese contexto, comenzaron los conflictos con la producción. Van Damme, frustrado por tener que desempeñar un papel sin rostro y bajo un traje que lo sofocaba, tuvo varios roces con el productor Joel Silver. En un momento crucial, el actor se negó a saltar en medio del barro mientras usaba los zancos. “Le dije: ‘Eso es imposible, Joel. Creo que vamos a tener un problema’, y luego me reemplazó”. A esto se sumaron los desacuerdos sobre el enfoque del personaje, ya que Van Damme insistía en que el Depredador debía hacer movimientos de kickboxing, lo cual no era compatible con la visión de los cineastas. 

El director John McTiernan, en diálogo con CinemaBlend, ofreció una perspectiva diferente: “Nunca rodamos nada con él. Fue un completo error de su agente, quien lo apresuró a hacer esta película sin saber nada de ella. Fue una tontería, realmente una tontería”. Las versiones sobre el despido difieren: algunos apuntan a problemas de actitud, otros a razones físicas o desacuerdos creativos. Incluso se llegó a decir que Van Damme rompió una parte del traje y terminó discutiendo violentamente con el productor. 

Reemplazo y rediseño del personaje 

Debido a su estatura de 1,77 metros, Van Damme no lograba imponer la presencia física que los realizadores buscaban para el personaje. Los demás actores, como Schwarzenegger o Jesse Ventura, medían alrededor de 1,90 metros y tenían un físico más voluminoso. La producción decidió entonces reemplazarlo por Kevin Peter Hall, un actor de 2,20 metros, que ya había interpretado al Bigfoot en Harry y los Henderson y tenía la presencia física requerida. 

Paradójicamente, el despido no fue el final, sino el comienzo del ascenso de Van Damme en el cine de acción. Apenas un año después, protagonizó Contacto sangriento (1988), que se convirtió en un éxito de taquilla y marcó el inicio de una carrera con títulos como Kickboxer, Doble Impacto y Soldado Universal. 

El paso frustrado de Jean-Claude Van Damme por Depredador se convirtió así en un episodio simbólico del azar en la industria del cine. La decisión de renunciar —o ser despedido— lo alejó de un rol invisible dentro de un disfraz y lo condujo a la visibilidad plena como estrella del género de acción. 

Agencias 

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