Por: Ronny Miguel Lebrón Flete
Una frase que ha calado en el argot popular y que suele aderezar discursos de la oposición política es la frase; “El poder absoluto, corrompe absolutamente”, palabras que han sido atribuidas al historiador italiano, Lord Acton, a finales del siglo XIX.
Si hacemos evaluaciones desapasionadas encontraremos razones más que sobradas para evidenciar que el presidente, Luis Abinader ha sido la excepción a dicha regla.
Si hacemos una regresión lineal a modo de referencias históricas, desde que Abinader, asumió su mandato presidencial el 16 de agosto de 2020, empezó a tomar medidas para limitar el pleno control de los estamentos de poder, tomando en cuenta en el artículo 26, del decreto presidencial 324-20 que designa a doña Miriam Germán Brito, como Procuradora General de la República.
La designación de Germán Brito, sirvió como un parteaguas en la historia política contemporánea, ya que ella en su dilatada carrera ejerciendo el derecho, no ha tenido una militancia destacada en ningún partido político al cual se le vincule, lo que demostró que se evaluó su perfil basándose en su bien atesorado conocimiento, a su moral incuestionable, temple inmarcesible y hoja de vida ejemplar.
En otro plano, el presidente Abinader, conjuntamente con el partido de gobierno, como es el Partido Revolucionario Moderno (PRM), tienen en el marco de la representación bicameral una mayoría absoluta, teniendo 146 diputados de una matrícula total de 190.
De la misma manera que también cuenta con 27 senadores de una matrícula total de 32.
Lo que a todas luces genera lo que se conoce como “Mayoría Absoluta”, esto se define de la siguiente forma; el partido que lo posea no necesita de los votos favorables de los demás representantes de otros partidos u organizaciones, pues los votos internos logran hacer el quorum necesario para la aprobación.
Por esto y otras cosas más puedo establecer que el presidente Abinader es la excepción, puesto que aún teniendo la mayoría absoluta para habilitarse para otro mandato, decidió usar su poder coyuntural para de esta forma “blindar” la constitución y evitar que otros utilicen antojadizamente mecanismos para vulnerar la carta magna en favor de intereses políticos, de hecho ha llamado al diálogo a los demás partidos del sistema a integrarse para hacer un consenso nacional en torno al tema de las reformas.
De lograrlo entraría en un ranking político-moral sin precedentes en la historia republicana.
¡Esto sin duda que es un gran CAMBIO!