Por: Francisco Paniagua
Con la salida de Edmundo González de Venezuela se ven más lejos las soluciones para un transición democrática tras el fraude del 28 de Julio pasado.
El descaro y la desfachatez olímpica con la que se manejan Diosdado Cabello y Nicolás Maduro dejan claro que al régimen no les interesa demostrar su triunfo, tampoco presentar actas ni disimular su dictadura, ya el chavismo no esgrime ninguna condición legal a algún barniz de legitimidad, no, actúan con bravuconadas y burla a quienes le cuestionan.
Al día de hoy mas de ocho millones de venezolanos pululan por el mundo buscando el bienestar que le arrebato Maduro y con el fallido intento de restaurar la democracia el animo de mucho desmayara y habrá en caracas otro Mariel como el de la Habana de 1980 que dejo al régimen de Castro sin oposición o disidencia, por los siglos de los siglos.
En la tierra de Martí solo quedaron los fanáticos de la revolución y esto a su vez doctrinaron a las siguientes hasta que el hambre los hizo dudar y hoy son muchos los que no quieren aquel dilema de “Patria o Muerte”
Esta especie de Mariel 2.0 está bien concebida para repartirse entre unos pocos los bienes de todos los venezolanos y seguir recibiendo bajo toda impunidad todo el calor que generan los “Soles”.
Sin embargo, el despropósito tendrá su consecuencias porque solo las mas retrógrados cesarismos como el de Nicaragua y Cuba les van a celebrar su plan macabro pues ellos son iguales de nefastos para la democracia de América Latina, más aquellos que llegaron por las artes democráticas como Petro o Boric les van seguir el paso a Lula Da Silva como líder del socialismo en occidente.
Ante las altas probabilidades de que a Maduro lo saque el “Ya no puedo más del tiempo” y que la impotencia invada a generaciones de venezolanos, solo nos queda soñar con un “Coronel de Abril” que Dios quiera y no pase de Noviembre.