Por José Alberto Selmo
Director
A propósito del incremento en el movimiento vial de todo el país y de las facilidades brindadas
por las entidades bancarias para la adquisición de todo tipo de vehículos, conversemos sobre
algo que viene en ese mismo porcentaje de incremento, la inseguridad vial.
Ahora es común ver como los motorizados circulan sin ningún tipo de cuidado en vía contraria
en franca violación a la ley que rige el transito dominicano, sin mirar que puede ocasionar un
mortal accidente a una o varias personas que vienen en su carril correcto y destrozar las vidas
y propiedades de los que andan por su derecha.
¿A qué se debe esto? Fácil, es un asunto de educación, prudencia y régimen de consecuencias.
En nuestro país vemos con mucha preocupación que fácilmente se convierte en ley las faltas
de los padres de familia que andan buscándose el moro, desconsiderando lo que debe ser, el
infractor es multado y castigado por las leyes que rigen el convivir de una ciudad.
¿La ley se cumple para todos de igual manera? No. Es evidente que para los del transporte
privado es una ley, para los del transporte público otra y para policías y militares otra más, ya
que estos últimos incumplen con absolutamente todo, y sigue sin pasar nada.
La semana pasada un vehículo que circulaba a alta velocidad en sentido contrario impactó de
frente a una ambulancia del 911 provocando pérdidas irreparables, irreversibles… ¿Si este
conductor tiene su seguro, su licencia y no estaba borracho qué pasará con él según la
costumbre? Nada.
Endurezcamos el cumplimiento de la ley de tránsito, pero para todos, deseamos que los
motoristas ya no sean los que tienen licencia para conducir en sentido contrario, que pasemos
de las multas a restar puntos y que el que no esté apto para conducir, simplemente que no lo
haga.