Una delegación de Kenia encabezada por la subinspectora general de la Policía, Noor Gabow, ha sostenido reuniones cruciales con altos funcionarios del gobierno de Haití, incluido el Primer Ministro Ariel Henry. La misión, centrada en la evaluación de la situación de seguridad en el país caribeño, explora la viabilidad de liderar una fuerza multinacional destinada a mitigar la creciente ola de inseguridad y violencia generada por pandillas locales.
El gobierno haitiano, presionando desde finales del año pasado para el despliegue de una fuerza multinacional, ha recibido el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, pero hasta ahora no había conseguido que ninguna nación liderara la iniciativa. Estados Unidos y otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU han mostrado ciertas reticencias, en parte debido a preocupaciones diplomáticas relacionadas con China y Rusia.
La crisis en Haití es alarmante; según informes de la ONU, las bandas armadas han causado la muerte de más de 2.400 personas y casi 1.000 secuestros solo en el año 2023. Frente a este contexto, la misión de evaluación de Kenia ha decidido extender su estancia en el país para reunirse con altos mandos de la Policía Nacional de Haití. Se espera que durante estas reuniones se les proporcione un mapa detallado que muestre las ubicaciones y tácticas de las pandillas.
Paralelamente, Amnistía Internacional ha emitido una declaración en la que expresa su profunda preocupación por el posible despliegue de fuerzas internacionales en Haití. La organización de derechos humanos insiste en que cualquier fuerza internacional debe operar dentro de un marco claro y exigible que prevenga abusos y negligencia. Además, Amnistía pide una revisión completa del historial de derechos humanos de las fuerzas de seguridad kenianas antes de aprobar su participación en cualquier operación en Haití.
En resumen, la iniciativa de Kenia ofrece una posible vía para abordar la crítica situación de seguridad en Haití. Sin embargo, las preocupaciones sobre la eficacia, la responsabilidad y los derechos humanos persisten y serán cruciales para determinar el futuro de cualquier intervención internacional.