¿Por qué un humilde fabricante de fideos chino sería enterrado en una tumba digna de un emperador? ¿Y por qué un occidental –con todo y cabello rubio– sería lo suficientemente importante como para ser conmemorado en sus muros?
Estas son las preguntas que los arqueólogos se están haciendo tras desenterrar una tumba pequeña pero ricamente decorada de 1,200 años de antigüedad en una montaña a las afueras de Taiyuan, la capital de la provincia de Shanxi, en el norte de China.
La tumba data de la dinastía Tang de China (618-907 d.C.), un período que coincide con el final de la Edad Oscura de Europa occidental. Este descubrimiento ha dejado a los investigadores sorprendidos por las múltiples sorpresas que guarda.
El Instituto Provincial de Arqueología de Shanxi hizo el descubrimiento durante un estudio de construcción de carreteras en 2018, pero según la agencia de noticias estatal Xinhua, recién publicaron sus hallazgos recientemente.
Un epitafio en una lápida declara que su propietario murió en su casa en el año 24 de Kaiyuan (736 d.C.) a la edad de 63 años. Su esposa, Guo, fue enterrada allí el mismo año. Los arqueólogos encontraron una estructura de ladrillo de una sola cámara, de colores brillantes y excepcionalmente bien conservada.
Rojos, amarillos y naranjas cubren las paredes y el techo encalados. Y en medio de todo esto se alza un ataúd de piedra en el que se cree que fue colocada la pareja.
Lo que añade más misterio es la presencia de una representación de un occidental con cabello rubio en los muros de la tumba. Esto plantea preguntas sobre las conexiones culturales y comerciales de la época, sugiriendo un intercambio más amplio de lo que se pensaba.
Este hallazgo no solo proporciona una visión fascinante de la vida y la muerte durante la dinastía Tang, sino que también abre nuevas preguntas sobre la historia y las interacciones culturales en la antigua China.