La Virgen de las Mercedes, también conocida como Nuestra Señora de las Mercedes, es una figura profundamente venerada en la República Dominicana. Su devoción se remonta al siglo XIII, cuando se apareció a San Pedro Nolasco, San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón, pidiendo la fundación de la Orden de la Merced, que se dedicaría al rescate de los cristianos cautivos por los musulmanes. Esta orden, conocida como los mercedarios, jugó un papel crucial en la historia de la devoción a la Virgen en el Nuevo Mundo.
En 1494, un grupo de mercedarios que acompañaban a Cristóbal Colón trajo una imagen de la Virgen de la Merced a América, sembrando la semilla de su culto en el continente. Uno de los mercedarios, Juan Infante, fue confesor de Colón y construyó una capilla en honor a la Virgen en el Santo Cerro, en la actual provincia de La Vega, lo que convirtió este lugar en un centro de peregrinación.
Con el tiempo, la Virgen de las Mercedes se convirtió en la protectora de los dominicanos, interviniendo en momentos clave de la historia, como en el terremoto de 1641 y la batalla de la Limonade en 1691, donde se le atribuye haber ayudado a las tropas criollas a derrotar a los franceses. En 1801, la Virgen intercedió nuevamente, deteniendo una masacre planeada por Toussaint Louverture durante la invasión francesa.
Finalmente, tras la independencia dominicana en 1844, la Virgen de las Mercedes fue proclamada Patrona de la República Dominicana, consolidando su papel como símbolo de protección y unidad para el pueblo dominicano. Desde entonces, su festividad se celebra cada 24 de septiembre, un día de gran importancia religiosa y cultural para el país.