Por José Alberto Selmo
Director
Desde siempre hemos visto como los dominicanos nos enfrascamos en solucionar nuestras
necesidades inmediatas: Tenemos problemas de agua construimos una cisterna y ponemos un
tinaco con su bombita ladrona, ante el problema de tránsito y movilidad hacemos el esfuerzo
que sea necesario para montarnos y de paso si es una jeepeta mucho mejor. Con la electricidad desde los 90s cuando poníamos los televisores a funcionar con una batería de
carro vimos la gloria al llegar el inversor que si era la solución esperada.
Ante la inseguridad ciudadana pues muy fácil, instalamos verjas, alarma y cámara de seguridad los que pueden, los que no pues a la vieja usanza tapas y calderos detrás de nuestras puertas.
La salud es asunto del pasado, gestionamos simplemente un seguro, aunque sea del
subsidiado, en cuanto a la educación pues maestro… los colegios.
Y es que mientras más problemas podemos plantear de manera individual podemos enumerar
la misma cantidad de soluciones directas lo que lamentablemente nos hace abandonar nuestro
avance y progreso como nación.
En pleno 2021 la República Dominicana carece de las soluciones de asuntos tan básicos que
mencionarlos en otros países pudiera ocasionar risas, estas prevalecen con el paso del tiempo
porque no nos hemos unido a solucionarlos.
Mientras sigamos fomentando el individualismo, nos enfoquemos en la separación de
intereses colectivos, en el miramiento chusmático a posibles unificaciones como ciudadanos
vamos a seguir en lo mismo.
Despertar de un mal sueño trae una sensación sin igual que mezcla el yo sabía con el no
relajes, esas sensaciones deberíamos sentirlas cuanto antes, abramos los ojos, despertemos y
avancemos en la solución conjunta de nuestras más básicas necesidades.
