EL PAÍS
Más de medio centenar de personas ha muerto este martes en Cabo-Haitiano, en el norte de Haití, tras la explosión de un camión cisterna que transportaba gasolina. La desgracia y la desesperación volvieron a unirse en las calles de este país cuando, según testigos contactados por EL PAÍS en esa ciudad, un centenar de personas se arremolinó en la madrugada del martes en torno al tanque de un camión, detenido en la calle, para tratar de recoger el combustible que el vehículo estaba derramando.
Fue en ese momento cuando el camión saltó por los aires. El número de fallecidos se eleva ya al menos a 60 personas, según dijo a la agencia Efe el vicealcalde de la ciudad, Patrick Almonord.
Almonord dijo que se trató de un intento de “saqueo” que terminó en explosión cuando la población se arremolinó alrededor del vehículo detenido en la zona de Pont Grand Bois et Samarie, un barrio céntrico de Cabo-Haitiano, la segunda ciudad más importante del país, ubicada a 200 kilómetros al norte de la capital.
“Seguimos con el recuento de víctimas”, dijo el vicealcalde a Radio Télévision Caraïbes. Según los testigos, varias horas después de la explosión varios heridos estaban siendo atendidos en el suelo de un hospital de Cabo-Haitiano por la falta de camas. Tras la explosión varias viviendas ubicadas en la rotonda Samari comenzaron a arder.
La reacción de la población al abalanzarse sobre el camión cisterna fue el fruto de la escasez y la imposibilidad de conseguir combustible por las vías tradicionales. Desde el mes de octubre, a todos los problemas políticos que arrastra el país caribeño, se añade la crisis de abastecimiento de combustible que ha elevado los precios y ha paralizado la actividad económica hasta estrangular a los sectores más pobres del país ante la imposibilidad de trabajar o desplazarse con normalidad.
Las pandillas violentas controlan la salida de gasolina desde la terminal de Varreux en Puerto Príncipe lo que hace casi imposible conseguir combustible en las gasolineras. Aunque el Gobierno ha logrado desbloquear parcialmente la situación creando pasillos vigilados por la policía, el panorama sigue siendo crítico para la mayoría de la población.
El Gobierno haitiano había anunciado un fuerte aumento de las tarifas de los derivados de petróleo la semana pasada, con alzas que van desde el 24% en el caso de la gasolina al 108% en el caso del gasóleo. Pero por el desabastecimiento, los precios en el mercado negro son mucho más altos, lo que ha generado protestas en Puerto Príncipe desde el fin de semana.
Tras el accidente, el Primer Ministro Ariel Henry decretó tres días de luto nacional. “Supe, con desolación y emoción, la triste noticia de la explosión, anoche, en Cap-Haitien, de un camión cisterna que transportaba gasolina y que provocó, según un informe parcial, unos cuarenta muertos, decenas de heridos, además de daños materiales extensos”, escribió Henry en un mensaje en Twitter
Haití lleva seis meses sumido en una crisis que parece no tener fin, tras el asesinato en julio del Presidente Jovenel Moïse. Sin embargo, el papel de actor político adoptado por los grupos criminales golpea ahora también a la población. La escasez de combustible que dura ya más de dos meses ha obligado al cierre de algunas empresas y los hospitales, que dependen de generadores diésel para garantizar la electricidad debido a los apagones constantes operan al límite.
La situación ha añadido más tensión y problemas a una población que lucha por salir adelante en un contexto de inseguridad que tuvo su punto álgido en octubre tras el secuestro de un grupo de 16 misioneros estadounidenses, un canadiense y su chofer haitiano.