La República Dominicana es una sociedad donde a las figuras públicas les cuesta mucho retirarse, y suelen llegar a la postrimería de sus carreras agotadas y con pocos atractivos para esos escenarios donde una vez fueron ovacionados.
En el arte hemos visto a muchos anunciar un retiro que nunca llega, y otros que ni siquiera sopesan la idea de abandonar los escenarios cuarenta y más años de haber debutado. Lo propio sucede en el deporte rey de los dominicanos, el béisbol; donde muchos jugadores han sido desahuciados por sus equipos cuando su rendimiento es tan bajo como sus edades son tan avanzadas, eso solo con la excepción de David Ortiz, quien se retiró en el “Prime” de su carrera.
Pues en la política no iba a ser diferente, esta es también un reflejo exacto de la sociedad, aquí abundan los eternos que no quieren abandonar el espacio para que otros puedan ofrecer sus talentos a la Patria. Basta con decir que este país fue gobernado por un presidente ciego, quien a los 94 años buscaba ser presidente una vez más y sus contendientes de la época murieron a pocos días de salir del escenario o en plena campaña como lo hizo el Dr. José Fco. Peña Gómez.
Y viendo el debate de este miércoles me abrazó la nostalgia al ver a un Leonel Fernández cansado y fané, luego de tres periodos gubernamentales y más de 34 años de haber sido compañero de boleta del Profesor Bosch en 1990. La gran innovación, la figura fresca de mediados de la década de los
90 se presentó al país con un rostro marchito por el peso de un calendario inclemente. Su discurso tan deteriorado como su imagen, sufre de una incredulidad y rechazo muy alto entre quienes los vimos asumir en 1996, cuando garantizo soluciones a los mismos problemas que hoy debatimos. La presentación en el debate debió ser el último baile de un político exitoso, pero con un mal cierre.
Y es que iniciar su carrera presidencial venciendo al más grande líder de masa de América Latina y terminar con menos de un 20% de aceptación y más de un 40% de rechazo es un claro mensaje de un país que quiere cerrar el ciclo que usted mismo encabezó.
Creo, sin lugar a equivocarme, que la sociedad intenta decirle al Dr. Fernández: ¡Profesor Excúseme de Nuevo, pero ya, Está Bueno!!!