Un equipo de investigación de la Universidad de Tsukuba, Japón, ha descubierto que las sesiones únicas de ejercicio de alta intensidad pueden, sorprendentemente, contribuir al aumento de peso corporal. Este hallazgo, observado en modelos animales, sugiere que los episodios esporádicos de actividad física agotadora se asocian con alteraciones en el ritmo circadiano de la hormona del estrés, corticosterona, provocando estos resultados no deseados.
Ejercicio y estrés
Los investigadores realizaron un experimento con ratones, dividiéndolos en tres grupos: uno de ejercicio de alta intensidad, otro de ejercicio de intensidad moderada y un grupo de control que no realizó ejercicio. Durante una semana, monitorearon la actividad física y la temperatura corporal de los ratones antes y después del ejercicio. Además, midieron los niveles de corticosterona en el plasma entre 6 y 24 horas después de las sesiones de ejercicio.
Los resultados mostraron que el grupo sometido a ejercicio de alta intensidad experimentó una alteración significativa en la sincronía entre la actividad física y la temperatura corporal, así como en los niveles de la hormona del estrés. Estas alteraciones podrían explicar por qué sesiones aisladas de ejercicio extenuante, en lugar de contribuir a la pérdida de peso, podrían tener el efecto contrario.
Este estudio desafía la creencia común de que el ejercicio intenso siempre es beneficioso para la pérdida de peso y subraya la importancia de un enfoque sistemático y equilibrado en la actividad física para evitar efectos adversos.