Por: Belkis Santana
Periodista y defensora de Derechos Humanos
La situación geopolítica en América Latina en este momento es compleja, con una historia marcada por cambios políticos, conflictos y desafíos. A pesar de los avances en la consolidación democrática, persisten preocupaciones sobre la estabilidad de sus sistemas políticos y de gobernanzas.
Lo ocurrido en Venezuela el pasado 28 de julio, es una muestra de la fragilidad en algunos gobiernos de la región, no se trata que sea de izquierda o de derecha, en ambas doctrinas política debería prevalecer la democracia y el respeto a los derechos humanos. La mayoría de los ciudadanos venezolanos dicen haber elegido a Edmundo Gonzáles Urrutia como su presidente y reclaman se respete la voluntad popular, mientras que el Centro Nacional de Elecciones (CNE) y el Tribunal Superior de Justicia de Venezuela, declararon a Nicolás Maduro como el vencedor.
Son veinticinco años ininterrumpidos en el gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela, su ahora líder y presidente Nicolás Maduro, no tolera la disidencia y según declaraciones de uno de sus opositores Juan Guaidó, nunca ha ganado unas elecciones por el voto popular y lo propio ha quedado evidenciado en la última contienda electoral donde por medio de fraude pretende seguir dirigiendo el País hasta 2030.
Las instrucciones de María Corina Machado a sus delegados fue clara “No salir del colegio electoral sin la copia de las actas” tienen las evidencias del triunfo arrollador de Gonzáles Urrutia, por ello el régimen no muestra las actas originales y se ampara en instituciones controladas por su gobierno para que ratifiquen la proclama del CNE.
En tanto las violaciones a los derechos humanos, la represión militar, el secuestro, las interrupciones eléctricas, la escasez de alimentos y medicinas y la migración siguen siendo el diario vivir de los venezolanos.
El veterano político y ex presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, tenía razón cuando le advertía a la sociedad venezolana sobre el peligro de equivocarse al elegir a su gobernante en el año 1997, pero cuando un pueblo no se siente representado y se les niega su participación en la toma de decisiones pierde la confianza en sus líderes; aparece una figura como fue el caso de Hugo Chaves con promesas que otros no cumplieron y con nuevas ideologías políticas que cautiva, por eso ganó las elecciones en 1998, años más tarde cuando el pueblo despertó, iniciaron las cacerías; expropiaciones y el éxodo masivo de ciudadanos hacia todo el mundo.
Esta crisis les ha quitado las máscaras algunos gobernantes de la región y de Europa, están los que apoyan al pueblo venezolano y al restablecimiento de la democracia, otros simpatizan con el régimen autoritario de Maduro y los que juegan a la neutralidad, empero los intereses políticos y económicos justifican el respaldo, pero estos Estados olvidan que su propia gente los observa y condenan los maltratos y vicisitudes a que son sometidos los envejecientes, infantes, adolescentes, mujeres y todo un pueblo que aspira a una Venezuela libre.
Los ojos del mundo están puestos en Venezuela y al accionar de los países firmantes de acuerdos y tratados Internacionales. Organismos como la OEA, El consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, La Convención Americana sobre Derechos Humanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional, realizan su mayor esfuerzo en procura de defender y proteger a las y los venezolanos que sufren esta fatal crisis.